Corta lo que no sirve, dibuja lo que importa: el método Hacha y Tiza

¿Y si pudieras mirarte con otros ojos y empezar de nuevo? El método Hacha y Tiza combina psicología y práctica creativa para ayudarte a entender mejor quién eres, ejercitar tu autoconciencia y comprometerte con tu crecimiento. En este artículo encontrarás la introducción al método, ejercicios sencillos y un regalo especial: tu contrato con la persona más importante, tú.

MÉTODO

Melina

9/23/20253 min leer

Introducción al método Hacha y Tiza

El Método Hacha y Tiza es una brújula creativa para emprendedores, equipos y personas en transformación. Te ayuda a soltar lo que no sirve y dar forma a lo nuevo con claridad y juego. Antes de cortar (hacha) o trazar (tiza) afuera, necesitamos cultivar dentro una personalidad orientada a valores. De lo contrario, cualquier decisión o camino trazado puede desalinearse.

Toma en cuenta los cinco grandes rasgos de la personalidad, conocidos en la psicología como “The Big Five”.

  1. Apertura a la experiencia
    Capacidad de imaginar, crear, explorar caminos nuevos.

    • Sin apertura no hay trazos, solo rigidez.

  2. Responsabilidad / escrupulosidad
    Orden, compromiso, disciplina con lo que uno decide.

    • El corte no sirve si no hay constancia para sostenerlo.

  3. Extraversión / energía social
    La manera de mostrarnos, de poner afuera lo que construimos dentro.

    • El hacha abre paso, la tiza invita a otros a caminarlo contigo.

  4. Amabilidad / cooperación
    Lealtad, empatía, ética.

    • Sin esto, el hacha puede volverse destructiva y la tiza, ilusoria.

  5. Estabilidad emocional
    Capacidad de regular emociones, de no rendirse ante el primer tropiezo.

    • El hacha requiere fuerza, la tiza requiere calma: ambas nacen de la estabilidad interna.

El primer paso es reconocer lo que nos limita. El hacha representa ese corte necesario con lo que ya no nos sirve: creencias, miedos, cargas que impiden avanzar. No es un gesto ligero: requiere honestidad radical y un compromiso profundo con uno mismo. Tomar el hacha es asumir el poder personal de decidir y redirigir la vida. Una vez hecho el corte, la energía se dirige con toda la fuerza al resultado.

La tiza nos recuerda que no basta con cortar: necesitamos imaginar. Dibujar posibilidades es un acto de confianza y apertura, un recordatorio de que existe un mundo de caminos disponibles si creemos en ellos. Pero la tiza también invita a la lucidez: no todo lo posible es conveniente. Aquí entra la pregunta clave: ¿hacia dónde quiero ir ahora, en este momento preciso? La tiza traza, dibuja, señala.

En la tercera etapa llega el tallazo: la unión del hacha y la tiza. Aquí la idea se baja a tierra, incluso si no está perfecta. Como en el método lean, se trata de actuar ya, prototipar, poner en marcha. El perfeccionismo cede lugar a la acción. Y en esa acción aparece la revisión creativa, que nos invita a volver a mirar lo hecho, a cuestionarnos de nuevo y a refinar con inteligencia y sensibilidad. Nada queda escrito en piedra: se puede borrar, redibujar, cortar otra vez y seguir creando.

El Método Hacha y Tiza no es lineal, sino un ciclo. Cada corte abre espacio para un nuevo trazo; cada trazo puede necesitar un nuevo corte. Es un diálogo constante entre la firmeza y la flexibilidad, entre la decisión y la creación.

Preguntas guía para desarrollarlos

¿Estoy dispuesto a dejar que lo nuevo entre en mi vida?
¿Cumplo lo que me prometo a mí mism@?
¿Me atrevo a compartir mi voz y mis creaciones con el mundo?
¿Estoy construyendo desde la lealtad y el respeto hacia mí y hacia otros?
¿Cómo gestiono mis emociones cuando las cosas no salen como espero?

Micro-ejercicios

Valores en una palabra

Escribe 3 valores que son esenciales para ti hoy.

Pregúntate: ¿Estoy viviendo de acuerdo a ellos?

Compromiso personal

Elige una meta pequeña y concreta de esta semana.

Anota cómo vas a mantenerte fiel a ella (aunque sea incómodo).

Mapa de raíces

Dibuja un árbol. En las raíces escribe tus valores.

En el tronco, tus fortalezas.

En las ramas, tus metas a corto plazo.

Los cinco rasgos cómo cimientos:

Solo cuando hay lealtad con uno mismo (valores claros, metas auténticas, compromiso personal) el método se vuelve realmente transformador. De lo contrario, se corre el riesgo de cortar por miedo o de dibujar fantasías sin sostén.

Construir autoridad hacia uno mismo, va mucho más allá de “organizarse mejor” o “ser disciplinado”. Es un contrato contigo mismo, un acto de integridad interna: cuando dices algo, tu propia palabra tiene peso y autoridad. La autoridad hacia uno mismo nace de cumplir tu palabra incluso cuando nadie más está mirando, incluso cuando no hay recompensa externa inmediata.

Es valentía encarnada en hábitos y decisiones pequeñas pero consistentes. Cada vez que respetas un compromiso contigo mismo, por pequeño que sea, refuerzas esa autoridad interna y construyes confianza en tu propio juicio. Y claro, cada vez que rompes ese compromiso, esa autoridad se erosiona un poquito, porque tu “voz interna” deja de escucharte con respeto.

Se puede ver como una especie de entrenamiento de la integridad, donde la coherencia entre palabra, intención y acción se convierte en tu músculo más poderoso.

Si llegaste hasta aquí...

Quiere decir que estás en el camino del emprendedor, del creativo, de aquel que quiere transformar su vida. Por eso, te regalo dos herramientas muy poderosas para tu crecimiento personal. Utilízalas y observa cómo pequeños pasos pueden dar grandes frutos. Solo si se utilizan con consciencia. Con respeto y responsabilidad.

Texto escrito por Melina Fernandez