Más que una marca: volver al centro en la era del ruido
¡Silencio! de Pedro Bravo nos adentra en conclusiones sobre la manera de vivir la vida, la prisa, el ruido constante... y hace que nos planteemos cómo en tiempos de prisa y exposición constante, es fundamental volver al núcleo: crear, comunicar y vivir desde lo que realmente somos.
CÁPSULA
Melina
9/19/20254 min leer


Tras sumergirme en la lectura de ¡Silencio! un manifiesto contra el ruido, la inquietud y la prisa escrito por Pedro Bravo, puedo decir que es uno de los mejores libros que he leído este último año. No solo por que me ha atrapado si no, por cuanto me ha echo reflexionar. Sobre cómo estoy viviendo, que decisiones estoy tomando, desde donde estoy produciendo...
Basta decir que hay mucho subrayado, no me gustaría que perdáis oportunidad de leerlo por creer que aquí sintetizaré lo más relevante, sería imposible. Pero si me gustaría compartir algunos puntos que me han parecido clave: principalmente me ha echo replantearme el modelo de consumo, producción y explotación de la marca personal. Ya que, Lumbre, nace de querer encontrar dentro del sector de la creatividad y emprendimiento cómo ayudar a encontrar propósito e identidad en la marca personal. Por qué no resuena con la sobre-exposición, la productividad constante, la competitividad...
Si bien, dentro de un marco mucho más sensible, en pos del propósito y hacer algo con lo que realmente uno resuene, también me hallé buscando maneras de tener un producto más consumible, rentable, escalable... Claro que el dinero es necesario y aun que queramos producir de manera más consciente seguiremos teniendo cosas por pagar, deseando comprar, etc. pero fundamentalmente, quiero dirigir mi modo de vida a uno donde el dinero sea una herramienta y no el fin último de mi existencia.
Pedro Bravo dice: "Es ruido la inquietud que nos impide la claridad, el murmullo constante de nuestros pensamientos que interpretamos como emociones y, hasta con la misma realidad, la necesidad permanente de manifestarnos, la exigencia y la autoexigencia, la obsesión por hacer, la productividad y, también, la prisa."
Pedro habla sobre el modelo económico cómo "...una forma de vida que hemos elegido creer que es la única posible." Una zanahoria que nunca se alcanza; una promesa de que siempre habrá más. Nos cuenta cómo el cerebro humano está diseñado para elaborar relatos y creérselos, cómo forma de gestionar la complejidad del universo, y cita a Will Storr: "Vivimos nuestras vidas cotidianas como si de una narración se tratara. Nuestro cerebro crea un mundo en el que podamos vivir y lo puebla de aliados y villanos. Torna el caos y la desolación de la realidad en una narrativa sencilla, alentadora, y sitúa en el centro a la estrella -a mí, un ser maravilloso en todo su esplendor-, otorgándole una serie de objetivos que se convierten en la trama de su vida."
<<Los deseos pueden satisfacerse con facilidad, bien sea produciendo mucho o deseando poco>> Marshall Sahlins.
Nos expone cómo la cultura del esfuerzo, el individualismo y la tecnología nos está llevando a mermar capacidades de atención, calma y comunión con lo que nos rodea. Nos abre los ojos ante cómo están diseñadas las aplicaciones que utilizamos a diario "...Voces cómo la del que fuera creador de MySpace y presidente de Facebook, Sean Parker: <<El proceso que llevó a construir estas aplicaciones era: "¿Cómo consumimos tanto de tu tiempo y de tu atención consciente como sea posible?">>..."
Podría seguir citando partes de este ensayo pero de verdad, os animo a leerlo en su totalidad tranquilamente. No quiero que esta entrada sea eterna y prefiero ahora centrarme en lo que más me hizo reflexionar: El branding personal desde la mirada de Pedro.
Bravo señala que la cultura moderna premia la extroversión, la visibilidad, la auto-promoción. Que hay presión para mostrarse, para ser productivo ante los ojos de otros más que para ser verdadero ante uno mismo.
Y esto llevo a preguntarme:
¿Cuánto de tu deseo de visibilidad viene de ti, y cuánto viene de lo que esperas que otros quieran ver?
¿Qué pasaría si medir tu “éxito” no fuera por likes, seguidores o apariencias, sino por qué tanto vibras contigo misma?
¿Puedes concebir tu creación como acto de amor y servicio, no de escapar o demostrar?
¿Dónde puedes permitirte silencio, reposo, calidad sobre cantidad en tu contenido / tu emprendimiento?
Crear por el gusto de crear
Hay un instante sagrado en el que el artista —o cualquier persona que crea— se olvida del público, de los números, de si “esto funcionará”. Solo está el gesto, el color, la palabra, el sonido. Esa entrega sin cálculo es, quizá, la forma más pura de atención: estar tan presente en lo que haces que desaparece la necesidad de justificarlo.
Cuando no perseguimos un rédito inmediato, el proceso se vuelve más honesto y, paradójicamente, más fértil. La creación deja de ser un producto y se convierte en puente: entre lo que sentimos y lo que damos forma, entre lo íntimo y lo compartido. Lo que nazca de ahí —si conecta, si emociona, si incluso genera ingresos— será una consecuencia, no la razón de ser.
Crear por placer, por curiosidad, por impulso vital, es también un acto de resistencia frente a la lógica del “todo debe ser rentable”. Es recordarnos que somos más que una marca, que hay rincones de nuestra vida que merecen existir solo porque sí, porque nos sostienen, porque nos llenan de sentido.
Quizá ahí radica la chispa más genuina: en hacer espacio para lo que nos gusta, sin exigencias ni etiquetas, y dejar que desde ese lugar nazca lo mejor de nosotros.
En lugar de pensar en “venderte”, piensa en clarificar tu voz, tu historia y tu contribución.
Un buen “branding personal” no inventa un personaje, sino que ordena y comunica con autenticidad quién eres y qué ofreces.
La clave está en mantener la distancia entre lo que comunicas y tu identidad profunda: mostrar tu trabajo o tu mensaje no debe convertir tu vida entera en escaparate.
En el afán de reducir el ruido y estar más presente he tomado una serie de micro acciones diarias que me están dando grandes resultados, pero que prefiero compartir en una propia cápsula para así desarrollar en profundidad cómo podemos ayudarnos a nosotros mismos a volver al foco, a lo realmente importante.
Gracias por leerme un día más,
Decidamos hoy parar. Crear desde un lugar más honesto. Más conectado a donde queremos llegar, a nuestros valores y deseos profundos.
Texto escrito por Melina Fernandez
