Negocios con alma: crear sin perseguir

Un relato íntimo sobre cómo transformar la relación con el dinero, la productividad y las redes sociales, abrazando una filosofía slow que nutra tu propósito.

CÁPSULA

Melina

9/20/20255 min leer

Una de las partes de la vida que causa mayor ansiedad a la gran mayoría de la población es el dinero. Y seguro que has escuchado más de una vez decir a alguien “quiero libertad financiera” o tú mismo te centras en ello. Y es que sí, el dinero es una herramienta fundamental en el mundo en el que vivimos que puede proporcionarnos tranquilidad, estabilidad… Pero durante este último tiempo me he estado replanteando cada vez más el modelo actual de la carrera tras el dinero, cómo fin, por que entendemos que bajo este lema el dinero nos dará libertad.

Así me hallaba yo, en la búsqueda constante del próximo emprendimiento que me generase suficiente dinero cómo para sentirme <libre>, pero mientras tanto, me agotaba creando contenido, estudiando estrategias, escuchando mil podcast relacionados a negocios y start-ups, escuchando a personas que supuestamente ya eran “libres” pero que sin embargo, veía encadenados a producir. Evidentemente hay que producir, el dinero hoy en día es el intercambio de energía, de uno hacía otro. Pero el negocio digital (que si puede dotarte de movilidad geográfica, mayor libertad horaria…) te obliga a mantenerte relevante, captar atención, generar contenido corto, consumible, en masa. Así que para mí, terminó siendo una nueva manera de atarme, si bien siendo parcialmente más “libre”, a mostrarme siempre bien, a tener algo nuevo que compartir pero sin alargarlo mucho por que el espectador debe sentirse interesado en los primeros 3 segundos, editando el vídeo en exceso, para que no se aburra en la monotonía que ofrece un vídeo de 20 minutos en el sofá de mi casa.

Uno de esos días, en los que mientras desayunaba hacia scroll en tik-tok y saltaba de un vídeo sobre emprendimiento, a otro sobre en qué invertir, nuevo trend de edición y cómo no, alguna noticia pesimista, me di cuenta del ruido mental que me generaba. De que de todo ese contenido que consumía tal vez digería el 10%. En muchos de estos vídeos sobre producir y vivir de redes sociales se habla de que para sobresalir no es necesario crear contenido siempre excelente, de valor. Si fuese así no serías capaz de mantenerte constante y en la rueda de poder publicar cada día, por ejemplo, para no perder engagement. Por lo que la calidad pasa a un segundo plano y deja paso a la cantidad. Contenido rápido, superfluo, muchas veces apelando a la emocionalidad del espectador para que no note que lo que está consumiendo está completamente vacío.

Así que cambié. Deje de perseguir plataformas y empecé a construir un ecosistema que apoye el modelo de vida que quiero tener. A ser honesta con lo que quiero construir, lo que quiero ser.

Soy fiel creyente de la visualización, del poder de manifestar, por qué he visto que funciona. Todos manifestamos, incluso aquello que no nos gusta, lo que pasa es que no somos conscientes. Vivimos haciendo <scroll> de nuestros pensamientos, emociones… No nos damos cuenta de creencias que mantenemos, historias que nos contamos, realidades que atraemos. Y en cuanto al dinero, siempre lo incluía en mis pizarras de visión o moodboards. No me daba cuenta de que el dinero es una energía más, no es algo que perseguir. Viene en consecuencia del trabajo, de lo que proyectas fuera, de tus pensamientos, de allí donde pongas tu energía.

Comencé a decirme: “No vayas hacia el dinero, ve hacia la vida que quieres construir.” No porque ahora lo desprecie o no lo desee, ahora me invade una sensación de fe, de que esa energía ya está en mí y con cada paso que doy hacía esa vida de propósito y honestidad, fluye a mí.

Cuando dejas de perseguir números, seguidores, visitas… Comienzas a crear lo que realmente te da gozo. Y dará frutos. Pero debes cultivar la paciencia. No todo tiene que ir tan rápido, desacelera y disfruta del proceso de crear.

Si estás en un punto parecido te propongo:

  • Elegir conscientemente tus redes: No es verdad que tengas que estar en cada una de las redes sociales existentes para ser visible/construir autoridad. Analiza qué se siente bien. Donde puedes aportar y donde la persona apropiada para tu contenido te encontrará.

  • Networking offline y con alma: Sal del mundo de las pantallas. Preséntate en persona, reparte tarjetas, comparte un café con alguien de tu sector. El cara a cara deja huella.

  • Citas creativas contigo misma: Reserva un bloque fijo a la semana solo para nutrir tu mente (lectura, museos, caminar sin prisa). Las mejores ideas no suelen llegar en un scroll.

  • Contenidos de “respiración larga”: Crea piezas que no caducan: artículos, newsletters, podcasts… que aporten calma y valor en lugar de perseguir el algoritmo.

  • Ritual de cierre del día: Desconecta del ordenador con un pequeño gesto (una vela, estirar, escribir tres logros). Ayuda a no vivir en “modo trabajo” 24/7.

  • Caminar tus ideas: Cada vez que te sientas atascada, sal a dar un paseo sin móvil. Las respuestas suelen aparecer cuando el cuerpo se mueve.

Si tu también estás en la búsqueda de ser más libre y, entendemos libre cómo el poder dedicarte a lo que realmente te apasiona, disponer de más tiempo para ti, alejarte de la rueda de productividad actual… entonces, esto puede ayudarte a volver al foco.

Para terminar, me gustaría compartirte lo que realmente ha marcado un cambio enorme en mi vida y en mi proyecto. La conexión con la energía creadora, con Dios. Llámalo universo, energía vital, así cómo lo entiendas tú.

Desde que dedico mi paseo matutino a conectar con el agradecimiento, a cerrar los ojos y sentir la brisa a mi alrededor, cómo el sol calienta mi piel… todo ha mejorado. Es mi manera de comunicarme con él. He decidido dejar el móvil y el reloj en casa, quitarme los audífonos, salir sin prisa.

Durante uno de esos paseos acompañada de Archie, mi perro, pude verlo claro. En una calle dividida por la zona peatonal y el carril bici, Archie tira con todas sus fuerzas para ir de ese lado interesado en oler o perseguir algo. Sin darse cuenta de que venía un grupo de bicicletas en ese mismo momento. Él ni siquiera se percata de su presencia, no las ve. Y eso no hace que dejen de existir. En esta experiencia tan trivial, me di cuenta que para nosotros funciona igual. Podemos vivir toda nuestra vida sin darnos cuenta de que existe, que está aquí. Solo hay que decidir formar parte de ella, dedicarle tiempo y cómo todo, trabajar esa relación.


Espero que te haya sido de ayuda,

Volvamos al foco, a lo que realmente importa.





Texto escrito por Melina Fernandez